jueves, 28 de mayo de 2009

Murió aplastado por un tronco - Nota publicada en www.lavoz.com.ar

Córdoba
Murió aplastado por un tronco
Un joven de 19 años falleció en la población de Chaján mientras cortaba leña en un árbol.

Un joven de 19 años murió al ser aplastado por el tronco de un árbol cuando cortaba leña en la población de Chaján, situada a 249 kilómetros al sudoeste de la Capital.
Así lo indicó a LAVOZ.com.ar el comisario inspector Ángel Omar Domínguez, jefe de la División Ayudantía y Comunicaciones de la Departamental Río Cuarto.
Todo comenzó ayer alrededor de las 17.30 sobre ruta nacional 8, a la altura del kilómetro 675. Allí se encontraba Matías Jonathan Testa (19), su padre Andrés Testa (51) y Miguel Ángel Parrilla (37).
El chico se disponía con una moto sierra a cortar leña arriba de un eucalipto para hacer una "carneada".
En determinado momento, fue golpeado por un tronco y quedó aprisionado. Inmediatamente Parrilla lo rescató y fue trasladado hasta el hospital de Sampacho, donde luego murió por "aplastamiento de tórax", confirmó Domínguez.
El caso fue caratulado como muerte de etiología dudosa, señalaron las fuentes.

martes, 5 de mayo de 2009

"El Parkinson no acorta la vida" publicada en www.lacapital.com.ar el 2 de mayo del 2009


"El Parkinson no acorta la vida"

“Es más frecuente entre los 60 y 70 años, pero hay casos tempranos”, dice Manuel Rodríguez. (Foto: M. Crosetti)
Se calcula que en la Argentina hay unas 80 mil personas con enfermedad de Parkinson, un mal del sistema nervioso central, crónico y degenerativo, que se produce cuando las células nerviosas (neuronas) en un área del cerebro se dañan o mueren. Los temblores son su síntoma característico, aunque no el único. Es más, hoy se sabe que mucho tiempo antes de que estos movimientos involuntarios aparezcan las personas suelen perder el olfato y tener alteraciones del sueño nocturno.
La enfermedad lleva el nombre de su descubridor, James Parkinson, quien se dedicó a investigarla hace casi 200 años. La gente relaciona al Parkinson con un grave problema de salud que impide desarrollar actividades y que lleva a la muerte temprana. “La enfermedad de Parkinson no acorta la vida”, dice, sin embargo, el doctor en medicina y neurólogo Manuel Rodríguez, médico rosarino que desde hace casi 30 años se dedica a los trastornos del movimiento y especialmente a esta patología.
Rodríguez no oculta que un diagnóstico de estas características representa un golpe duro para el paciente y sus familiares. Dice sin vueltas que se trata de una enfermedad compleja, que requiere de mucha atención y contención, tanto profesional como afectiva; que entre los enfermos de Parkinson es frecuente la depresión, que no se transita sin angustia y que la persona que la sufre no será la misma en tanto el problema progrese. Pero con la misma intensidad Rodríguez habla de lo importante que es para el paciente seguir con su vida, con todas las actividades cotidianas posibles, con sus sueños, con sus ilusiones. Que hay expectativas en la industria farmacológica sobre nuevos medicamentos; que hoy existe un tratamiento probado que permite ir controlando los efectos de la enfermedad aunque no la cure; que con un buen equipo de profesionales y un adecuado acompañamiento familiar es posible ir venciendo algunos obstáculos. “No todos los enfermos son iguales. No es una enfermedad en la que uno pueda ir comparándose con los demás en la evolución, sin embargo los grupos de ayuda brindan un estímulo fundamental que yo recomiendo”, enfatiza el médico.
— ¿En qué etapa de la vida es más frecuente?
—Se creyó durante mucho tiempo que era una enfermedad de gente mayor. Si bien la década que va entre los 60 y 70 años es la de mayor incidencia también puede aparecer, por ejemplo, en menores de 40. Eso es lo que denominamos Parkinson de comienzo temprano o precoz. Es más, hay casos en menores de 20 años.
—¿Se transmite genéticamente?
—Sólo en un 10% de los casos es posible determinarlo. He visto muy pocas familias, a lo largo de mi experiencia, en las que hubo varios enfermos. En general hablamos de que puede haber una predisposición familiar, como sucede en la mayoría de las enfermedades, sumado a componentes ambientales.
—¿En qué etapa de la enfermedad suele ver por primera vez a los pacientes?
—Al consultorio vienen cuando comienzan con algunos trastornos de la escritura, si es que el miembro afectado es el que usan para escribir; y desde ya, con temblores, que en general aparecen en uno de los miembros superiores. El Parkinson tiene un síntoma motor inconfundible que se produce cuando la persona deja la mano en reposo o la tiene colgando al lado del cuerpo y comienza a temblar. Es lo que llamamos movimiento de contar monedas, por que es de afuera hacia adentro. Pero lo cierto es que hay otros síntomas, descubiertos hace poco, de aparición temprana que comparten la mayoría de los pacientes, como la pérdida del olfato y el mal dormir. No es raro que la persona cuente que hace tiempo que da patadas de noche, que sueña y grita mientras duerme, que se levanta y se cae.
—¿Qué expectativas hay de tratamiento?
—Hoy tenemos la posibilidad de reemplazar en forma artificial, con fármacos, la dopamina, que es la principal sustancia del cerebro que sabemos que se pierde en los enfermos de Parkinson. Eso nos sirve por un tiempo. También existe la vía quirúrgica pero sólo para un 20% de los casos. Estamos frente a una enfermedad incurable, es cierto, pero tratable. Siempre quedan cosas por hacer, siempre vamos encontrando algunos recursos, entre el médico y el paciente.
—¿Es una enfermedad que los neurólogos ven con frecuencia?
— Sí. Es común. Aunque no hay estudios que lo confirmen ni causas claras, en Rosario habría una mayor cantidad de pacientes con Parkinson que en otras ciudades importantes. La cercanía con zonas rurales donde se utilizan agroquímicos y otros productos que generan intoxicación podría ser uno de los motivos. Los médicos neurólogos rosarinos atendemos una gran cantidad de pacientes, tal vez más que el promedio habitual de la enfermedad, aunque aún no hay estadísticas que avalen este dato.

Aumentan las picaduras de alacranes y ahora son más graves - publicado en www.lacapital.com.ar el 2 de mayo del 2009


En los últimos años se registra un aumento de picaduras de alacranes en el mundo, incluida la Argentina. Rosario no escapa a esta tendencia. Una de las hipótesis acerca de este incremento es el clima subtropical imperante en la región, que favorece la reproducción. Además, de acuerdo a lo registrado en el Servicio de Toxicología del Sanatorio de Niños (Sertox), referente en el tema, ahora son más graves e incluso letales.
El jefe del Sertox, Juan Carlos Piola, especialista en toxicología, comentó que “hace 30 años los casos de picaduras de escorpiones registrados en el servicio no superaban el 2 por ciento del total de consultas y eran de nula peligrosidad. Actualmente esa cifra es cercana al 10 por ciento y frecuentemente debemos usar antiveneno para el tratamiento de casos moderados y graves”.    
Las consultas a este servicio por hallazgo de ejemplares en los domicilios son casi diarias en nuestro medio. Algo similar ocurre en el servicio de toxicología del Hospital Provincial de Rosario, donde también detectan un incremento en el número de picaduras de alacranes.
Para Piola una de las razones del aumento de los incidentes con escorpiones es el clima subtropical actual. “Las altas temperaturas y la elevada humedad son condiciones óptimas para el desarrollo de los alacranes. Se reproducen más y tienen más presas: hay más cucarachas”, dice el especialista.
En invierno. En el Sertox no tenían consultas por picaduras de escorpiones en los meses de junio y julio, entre 1978 y 1998. “Eran dos meses de frío y de un parate de picaduras”, dice Piola. Pero esto se modificó a partir del ’98, ya que en estos meses también hay consultas. Aunque en esa época son menos las picaduras comparadas con la temporada más peligrosa: entre noviembre y febrero.
Más riesgo. La especie de escorpión que existe en Rosario (Tityus Trivittatus) produce cuadros más graves que épocas atrás.    
“No se sabe con certeza por qué se han vuelto más peligrosos”, comenta el profesional, quien sospecha que esto puede tener que ver con que tienen períodos más activos por el clima subtropical o a una colonización de esta región por una subespecie más peligrosa que las anteriores.
Entre el 5 de febrero y finales de marzo de este año hubo cuatro pacientes con cuadros graves atendidos en el servicio rosarino. Las edades de los pacientes fueron de 9 meses, otro de 11 meses y dos de 4 años. “Hemos tenido cuadros muy graves con riesgo de vida. Los más vulnerables son los chicos menores de diez años. Hasta ahora en adultos no hemos visto cuadros complicados”, cuenta el especialista y recuerda que en el 2002 hubo en Rosario una muerte por picadura de escorpión.
Mientras más chicos, más peligro. “Está asociado con la proporción de veneno. Un adulto tiene más kilos donde repartir el veneno y lo afecta menos”, explica. Dolor y vómitos. Cuando se sospecha de una picadura en chicos hay que consultar en forma inmediata. En los adultos duele un poco, molesta, pero no suelen presentar complicaciones.
“Si un chico llora sin razón, no se calma con nada, sin haberse golpeado, hay que sospechar de un alacrán. A veces dejan una pequeña marca pero es muy leve”, agrega el profesional.
Los síntomas que presentan los chicos son cuadro gastrointestinal con vómitos y depresión del sistema nervioso central (somnoliencia o excitación). Tanto los pequeños como los adultos sienten un dolor intenso y hormigueo.
Hay análisis de sangre que ayudan a confirmar si hubo una picadura. En caso de resultar positivos se realiza el tratamiento.
“En cuanto a los adultos pueden utilizar hielo para aliviar el dolor local y los chicos con cuadros moderados o graves requieren de suero específico (anticuerpo que antagoniza el veneno)”, explica Piola.
Los escorpiones tienen la capacidad de reproducirse en forma asexual (partenogénesis). La especie que habita en Argentina es el Tityus Trivittatus. Todos los alacranes que la gente ha alcanzado para su identificación a lo largo de 30 años a Sertox son de esta especie.
Otro tipo de escorpión, habitante del noroeste argentino es el Tityus Confluens. No colonizan en hogares. “Antes se decía que estaban especialmente en los lugares con escombros pero no es así. Ahora se encuentran en los departamentos habitados porque son una especie totalmente adaptada a la ciudad. En las viviendas buscan cucarachas para alimentarse, pero en general no colonizan dentro de los hogares sino en resumideros, alcantarillas, etcétera”, explica Piola, quien es profesor titular de la cátedra de farmacología y toxicología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).
A los escorpiones no les interesan los seres humanos, aunque se benefician de vivir en las sociedades humanas.   
Entonces ¿por qué pican a las personas? Lo hacen para defenderse. Conviene estar atento y tomar en cuenta algunas precauciones (ver aparte) pero no vivir con miedo porque no conduce a nada.


"Fue un susto bárbaro"

Sebastián Melchor se pegó el susto de su vida. A su hijo de casi once meses lo picó un alacrán y estuvo grave. Afortunadamente el pequeño Felipe se recuperó y se encuentra fuera de peligro. Sebastián y su mujer Luciana Di Mauro quieren contar su historia para que otros padres sepan cómo actuar en el momento de una emergencia y tomen en cuenta las precauciones.
"Felipe estaba gateando en el living del departamento y comenzó a llorar desconsoladamente sin razón aparente. Lo levanté del piso y no tenía rastro de ningún golpe. Me tiré al piso y encontré el alacrán", recuerda Sebastián. Medía dos centímetros. Los padres del pequeño actuaron con suma rapidez y lo llevaron al Sanatorio de Niños.


En el trayecto, con Felipe llorando, ya comenzaron los síntomas: el brazo se le puso morado y se le hinchó. "En quince minutos el bebé entró en shock: tenía vómitos, principio de edema pulmonar y hasta el corazón afectado. Lo internaron en terapia intensiva y lo trataron con suero. Además le dieron un calmante y una medicación para el corazón", agrega el padre de Felipe como quien revive una pesadilla.

Recuperación.


Al pequeño tuvieron que ponerle dos ampollas de suero para su recuperación. Lo internaron un lunes en terapia, luego estuvo en observación y le dieron el alta el miércoles. Un tiempo que no parece tan extenso, pero para los padres fue una eternidad. No quedó con secuelas. "Felipe no durmió bien durante una semana por estrés", cuenta Sebastián.


A partir de lo sucedido, los padres tomaron algunas medidas que recomiendan: pusieron tela metálica en todas las rejillas de la casa e hicieron una desinfección.
También aconsejan actuar lo más rápido posible ante un episodio similar. El tiempo es clave para los pequeños.